El Gran Consejo Plurinacional de Autoridades Ancestrales (GCPAA) manifiesta su rechazo por las ejecuciones extrajudiciales de nuestros hermanos de la comunidad Monte Olivo, así como las detenciones ilegales de nuestras hermanas, producto del desalojo por la fuerza que realizó la policía en el territorio Q’eqchí, como una manera de imponer la hidroeléctrica Santa Rita.
En reunión de alcance nacional, las autoridades ancestrales, organizaciones y comunidades de todo el país nos manifestamos en contra de este tipo de proceder por parte de la institucionalidad del estado. Han contaminado el agua, han violado la Madre Tierra. Para nosotros, esta situación rebalsó. No sólo por la represión que crece, los muertos, que crecen. Las personas encarceladas injustamente, que crecen. Los desalojos y desplazamientos forzosos, que crecen. La injusticia hacia nuestros pueblos, hacia nuestra Madre Tierra, que crece.
Esta situación rebalsó y por eso manifestamos nuestra indignación por la actitud represora del gobierno y la poca conciencia de los diputados. También expresamos nuestro rotundo rechazo a la Ley de Protección de Obtenciones Vegetales (más conocida como Ley Monsanto), que fue publicada el 26 de junio de 2014. Esta ley atenta contra la esencia de nuestro ser maya, xinka, garífuna y mestizo. Ninguna persona ni corporación es dueño individual de nuestro sagrado maíz. No sólo han contaminado a nuestra Madre Tierra con tantos agroquímicos, sino que ahora nos quieren venir a imponer semillas totalmente manipuladas, que no mejoradas, porque nadie puede mejorar la esencia sagrada de nuestra Madre Tierra.
Nos reafirmamos en la Ley 13-2014, que declara el Maíz como patrimonio cultural intangible de la nación y que fue aprobada el 16 de mayo de este año. También exigimos el cumplimiento del artículo 31 de la Declaración de las Naciones Unidas sobre Derechos de los Pueblos Indígenas, que establece que “los pueblos indígenas tienen derecho a mantener, controlar, proteger y desarrollar su patrimonio cultural, sus conocimientos tradicionales, sus expresiones culturales tradicionales y las manifestaciones de sus ciencias, tecnologías y culturas, comprendidos los recursos humanos y genéticos, las semillas, las medicinas, el conocimiento de las propiedades de la fauna y la flora, las tradiciones orales, las literaturas, los diseños, los deportes y juegos tradicionales, y las artes visuales e interpretativas. También tienen derecho a mantener, controlar, proteger y desarrollar su propiedad intelectual de dicho patrimonio cultural, sus conocimientos tradicionales y sus expresiones culturales tradicionales”.
Si tocan nuestra esencia de hombres y mujeres de maíz, tocan lo más sagrado. Sus políticas comerciales, su codicia, su locura de creerse superiores a la Naturaleza no es buena para ustedes tampoco. Hacemos un llamamiento a la institucionalidad del estado para que recupere la cordura y el sentido común, la humildad de saberse parte de la creación.
También hacemos un llamado a la población, a todas las mujeres y hombres campesinos a levantarse, a ponerse en pie para defender nuestra sagrada esencia de Maíz. No queremos semillas contaminadas. No queremos agroquímicos. No queremos que nuestras semillas ancestrales corran el riesgo de mezclarse con esas variedades adulteradas fabricadas por empresas transnacionales. Mucho menos, no estamos dispuestos a afrontar multas o penas de cárcel en el caso de que nuestros campos sean contaminados con esas variedades del comercio empresarial. Nuestra vida es otra vida.
Es muy fácil no crear inconformidades para el pueblo, como leyes en contra de la vida o violencia desmedida en contra de las comunidades. Nosotros estamos trabajando duramente para rescatar nuestra agricultura ancestral, que es agroecológica y respetuosa con todas las formas de vida. Y por ellas, les pedimos que se mantengan conscientes y alertas para responder a las movilizaciones que se estarán realizando.
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