Guatemala y el genocidio 
El genocidio guatemalteco

Ricardo Falla…


Ricardo Falla, jesuita, es antropólogo y autor de varios libros sobre el conflicto armado guatemalteco.
http://www.plazapublica.com.gt/content/como-que-no-hubo-genocidio

19/05/2013

El juicio contra Efraín Ríos Montt y su jefe de inteligencia, acusados de masacres y gravísimasviolaciones contra la población indígena, y del asesinato de 1,771 personas entre 1982 y 1983,ha avivado un debate trascendental en ese país centroamericano: Las operaciones militares del ejército guatemalteco, ¿entran o no en la categoría de genocidio?

Se cometió o no un genocidio en Guatemala? Puede ser una trampa ideológica equiparar elgenocidio guatemalteco con el genocidio nazi y concluir que en Guatemala no hubo genocidioporque no fue igual al nazi. Ha habido genocidios en Yugoslavia, en Ruanda, en Cambodia yen otras naciones. En cada país el genocidio ha tenido sus rasgos propios. Sin embargo, todoshan sido calificados de genocidio.

¿Hubo genocidio en Guatemala? Para responder a esapregunta es muy importante analizar lo que es genocidio según las Naciones Unidas. Ydespués, ver los hechos ocurridos en Guatemala. Así podremos concluir si la definición seajusta a los hechos y podremos llegar a comprender en qué consistió el genocidioguatemalteco.

El concepto de genocidio según Naciones Unidas

El genocidio se encuentra definido en la Convención para la Prevención y Sanción del Delito deGenocidio adoptada en Naciones Unidas el 9 de diciembre de 1948 y en vigor desde el 12 de
enero de 1951. Esta Convención fue firmada por Guatemala el 13 de enero de 1950 durante el
gobierno de Juan José Arévalo.

Según la Convención, el genocidio, ya sea cometido en tiempo de paz o en tiempo de guerra,es un delito de derecho internacional. El Artículo 2 dice así: En la presente Convención, seentiende por genocidio cualquiera de los actos mencionados a continuación, perpetrados con laintención de destruir, total o parcialmente, a un grupo nacional, étnico, racial o religioso, como
tal:

a) Matanza de miembros del grupo.
b) Lesión grave a la integridad física o mental de los
miembros del grupo.
c) Sometimiento intencional del grupo a condiciones de existencia que hayan de acarrear su
destrucción física, totalo parcial. d) Medidas destinadas a impedir los nacimientos en el seno del grupo.
 e) Traslado por fuerza de niños del grupo a otro grupo.

Los actos y las condiciones

El artículo consta de dos partes: en una se enumeran cinco actos y en otra se enumeran lascondiciones necesarias para que esos actos sean considerados genocidio. Si esas condicionesno se cumplen, esos actos pueden darse sin ser genocidio.

De los cinco actos señalados en la Convención, dos son los que más claramente se dieron enGuatemala: matanza de miembros del grupo y sometimiento intencional del grupo a condiciones de existencia que hayan de acarrear su destrucción física, total o parcial.

En Guatemala ambos -o más exactamente, la serie de ambos actos- estuvieron concatenadoscomo dos fases de un mismo proceso. Primero se cometió la matanza (masacres de 1981 y1982) y después se intentó controlar a la población dispersa mediante condiciones deexistencia límite (de 1982 en adelante, según regiones). Pero, ambos actos, aunque nohubieran estado relacionados, de por sí, e independientemente uno del otro, cumplen con ladefinición, porque la Convención establece que se entiende por genocidio cualquiera de losactos mencionados.

Las condiciones para que esos actos se entiendan como genocidio son cuatro. Es a esto a loque se agarran los que defienden que en Guatemala no hubo genocidio. Por eso, hay quecomprender bien estas condiciones, tratando de mantener un ánimo desapasionado.

La intención y el alcance

La primera condición es la intencionalidad: que cualquiera de esos actos sean perpetrados conla intención de destruir... Que no sean producto espontáneo de la ira o de la venganza. La intencionalidad se descubre en su planificación, ya sea con documentos escritos, ya sea conexpresiones de los victimarios (palabras, gestos...), ya sea con la inspección de los hechos. Porejemplo, la sucesión de masacres semejantes indica que no hubieran sucedido así si no hubieran estado planificadas.

La segunda condición es el alcance de la destrucción. Dice la Convención: destruir total o parcialmente a un grupo. Según esto, hay dos tipos de genocidio. El que tiene la intención de destruir totalmente al grupo, como fue el genocidio que pretendía destruir a todos los judíos. Y el que tiene la intención de destruirlo parcialmente. Si se objeta en el caso de Guatemala que el ejército no tuvo la intención de matar a todos los indígenas y por eso no cometió el delito de genocidio, entonces no se comprende que lo que hubo fue un genocidio de destrucción parcial.

Los grupos a destruir

La tercera condición se refiere a la naturaleza del grupo. Pero antes de ver los distintos tipos de
grupos, hay que adelantar, aunque la Convención no lo diga expresamente, que todos fueron
de población civil no armada. La Convención define el genocidio como un delito más allá de las
matanzas de población civil organizada.

Para que haya genocidio el grupo debe ser de uno de estos cuatro tipos: un grupo nacional,étnico, racial o religioso. Cuatro categorías definen al grupo objeto de la destrucción: la nacionalidad, la etnia, la raza y la religión. Estas categorías no son mutuamente excluyentes. Pueden darse varias a la vez. No están incluidas en la definición otras categorías: la etárea -los jóvenes, por ejemplo-, el género -las mujeres, por ejemplo-, los grupos políticos -miembros de
un partido- y otras.

La Convención tampoco define las categorías: qué es nacionalidad, qué es etnia, qué es raza,qué es religión. Eso lo deja abierto. La Comisión de Esclarecimiento Histórico (1999) trata a loskichés, a los ixiles y a otros como etnias de la población indígena. Consecuentes con esterazonamiento, podemos decir que, así como las etnias de los grupos lingüísticos se subsumenen la etnia indígena, así también hay otras etnias menores que se pueden subsumir en lasetnias de los grupos lingüísticos y así sucesivamente hasta llegar a los microgrupos étnicos: las aldeas.

Por ejemplo, Xek’echelaj (aldea) de Santa María Chiquimula (municipio) de los kichés (de laetnia indígena). Y esto no es sólo el fruto de un proceso analítico de la mente del observador, sino que corresponde a identidades sociales que se dan. Las aldeas y los municipios en Guatemala no son sólo unidades políticas y territoriales, sino grupos con identidad étnica distinta. Así es como una aldea masacrada puede ser un microgrupo étnico destruido.

La consideración como etnia de una aldea no es algo usual en el lenguaje sobre el genocidio en Guatemala. Por otro lado, y prescindiendo de consideraciones sobre derechos humanos, seve “el acierto” político del ejército de apuntar a estos microgrupos étnicos, donde se encuentran los nudos vitales de los pueblos. ¿A quién de los jefes se le ocurrió esto en su planificación?

Probablemente, lo descubrieron al ver cómo la guerrilla, mejor conocedora de las bases de lospueblos, los organizaba entrando en el corazón de las aldeas. Destruir estos microgruposétnicos era destruir el centro de su poder social, formado por linajes y familias emparentadas, siendo todo ese tejido la naturaleza original de la etnia.

Las razones

La cuarta condición se refiere a la razón de la intencionalidad. Para significarla, la Convención
utiliza el “como tal”. Dice: con la intención de destruir... a un grupo nacional, étnico, racial o
religioso, como tal. Con la intención de destruir al grupo nacional, como nacional. Por ejemplo,
a los judíos, como judíos, en cuanto que son judíos, porque son judíos. Con la intención de
destruir al grupo étnico, como étnico. Por ejemplo, a los indígenas, como indígenas, porque son
indígenas. O a los de Nebaj, a los nebajenses porque son nebajenses...

Con esta condición se niega que la razón política constituya una razón suficiente para el acto
de genocidio. Si el ejército, por ejemplo, tiene la intención de destruir a un grupo indígena, no
porque es indígena, sino porque es un grupo políticamente enemigo, entonces el acto de
destrucción no es considerado genocidio. Esto es lo que dice la Convención. Y mucha gente
discute la justeza de esta definición. Pero estamos tratando de apegarnos a la Convención, no
de reformarla, aunque debería reformarse.

Aquí hay dos cosas muy importantes para el análisis de los hechos. La primera es que, según
la Convención, es posible destruir “parcialmente” un grupo nacional, étnico, racial y religioso
“como tal”. El que la razón de la intención sea “como tal” no implica que la destrucción deba ser
total. Por ejemplo, un Estado puede destruir sólo a algunos grupos indígenas, y destruirlos
porque son indígenas. El que los destruya porque son indígenas, no implica que donde
encuentre un indígena lo va a destruir. La planificación del acto depende de muchas
circunstancias más, además de la razón de la intención. Así fue como pudieron ser utilizados
soldados indígenas para matar a indígenas en cuanto indígenas. El entrenamiento los preparó
para matar a su propia gente.

Hubo razones políticas y también hubo razones policiales

Otro punto importante que debemos tener en cuenta: las razones de las intenciones de los
actos humanos -también de los actos sociales y de los políticos, como es el genocidio- no son
ni únicas ni exclusivas. Siempre que hacemos algo en la intención de nuestro acto se mezclan
muchas razones. Por eso, las razones de la intencionalidad en la destrucción de un grupo
pueden estar mezcladas. Puede destruirse al grupo en cuanto que es judío, pero también en
cuanto que representa la oposición a un gran plan de conquista de Europa. En los genocidios
suelen mezclarse y agregarse varias razones.

Y aquí viene el punto más importante: la razón política no excluye la razón étnica o racial,
ambas se pueden combinar. El que el ejército, por ejemplo, destruya un grupo indígena por ser
enemigo político -porque abastecía a la guerrilla-, no excluye el que también lo destruya por ser
indígena. Una razón no excluye a la otra. Entonces, el argumento de que no hubo genocidio en
Guatemala porque el ejército cometió las masacres por razones políticas, no se sostiene,
porque además de la razón política se descubre en esas masacres la razón étnica o racial. Las
señales de la existencia de esas razones raciales o étnicas no necesariamente deben
encontrarse en afirmaciones explícitas de documentos escritos, al estilo del genocidio nazi, que
fue sustentado por toda una ideología públicamente defendida.

Hay que descubrir las razones raciales o étnicas en los hechos mismos: en la destrucción total
de aldeas, en la matanza de niños, en las expresiones de tenientes que decían “Hay que
acabarlos hasta la semilla”, en la crueldad de las violaciones sexuales, en las torturas… ¿Qué
justificación política podrían tener esos excesos? A través de “los excesos irracionales” de los
actos de destrucción se pueden leer las razones ocultas -y ocultadas ahora- del desprecio
racial y de la discriminación étnica.

Un espejo invertido de la estrategia guerrillera

El genocidio en Guatemala tiene antecedentes. Es bueno traer a la memoria los hechos del
pasado reciente para que nos ayuden a discernir el presente.

Comencemos con el triunfo de la Revolución Sandinista en Nicaragua el 19 de julio de 1979.
En ese momento estalló una esperanza para las revoluciones de toda Centroamérica. Se
produjo una oleada de entusiasmo desde Nicaragua hacia los países al norte. Se cantaba: “¡Si
Nicaragua venció, El Salvador vencerá y Guatemala le seguirá!”. Como en un dominó los
países irían cayendo uno tras otro. Los Estados Unidos así lo comprendieron y ocuparon
Honduras como un portaviones de contrainsurgencia para apoyar a la Contra, que combatía al
gobierno sandinista y para apoyar al gobierno de El Salvador que luchaba contra el FMLN.
En Guatemala, el ejército y la empresa privada dijeron NO al Comunismo, pues así concibieron
aquella oleada de entusiasmo. Fue un NO a cualquier precio para “salvar a la civilización
occidental y cristiana”. Entonces, el ejército diseñó una estrategia doble, que era un espejo
invertido de la estrategia revolucionaria. Si la guerrilla pretendía comenzar la toma del poder
yendo desde la periferia hacia el centro, el ejército seguiría el camino opuesto: comenzaría
desde el centro hacia la periferia.

Así se comprenden los golpes que sufrieron las organizaciones en la ciudad en 1980 y 1981 y
luego la tierra arrasada, que comenzó desde Chimaltenango y Chupol, al sur del Quiché en
noviembre de 1981, y que poco a poco llegaría hasta la frontera de Guatemala con México en
el “julio negro”, el julio de 1982. Era una sweep operation: una operación de barrida, como
cuando una mujer saca la basura con la escoba hasta la puerta. A la mitad de esta ofensiva se
dio el golpe de Estado del General Ríos Montt el 23 de marzo de 1982. No cambió esa
estrategia, más bien la fortaleció.

Fusiles y frijoles

En la doble estrategia del ejército se consideró que si la guerrilla pretendía involucrar a la
población civil -las bases- para desencadenar una incontenible guerra popular, se seguiría el
camino opuesto: separar a la guerrilla de las bases, utilizando dos tácticas combinadas: fusiles
y frijoles. Pero primero fusiles y luego frijoles.

¿Qué significaba “fusiles”? Significaba concentrar la fuerza destructora en algunas
comunidades consideradas de apoyo a la guerrilla para eliminarlas completamente sin dejar
una persona viva (destrucción total del grupo). Y significaba también eliminar a algunos
miembros más destacados en el apoyo a la guerrilla de comunidades vecinas (destrucción
parcial del grupo) con el fin de separar por el terror a la población civil de la guerrilla. El alcance
total y el alcance parcial iban combinados, porque la destrucción total de las comunidades
señaladas como rojas debía irradiar el terror sobre las vecinas para que se doblegaran y
pudieran ser controladas.

La población colaboraba con la guerrilla en forma de comida, información y tareas. Eso era lo
que se debía cortar mediante esta táctica. Así “se le quitaba el agua al pez”, como decían. Pero
no fue agua, fueron ríos de sangre.

“Frijoles” significaba concentrar la fuerza defensora del ejército en ciertas comunidades
consideradas como fieles. Y si la guerrilla tenía milicias armadas, también el ejército entregaría
armas a los civiles de esas comunidades y los organizaría en las que se llamaron Patrullas de
Autodefensa Civil (PAC). Estas patrullas serían la columna vertebral de un nuevo mapa de
comunidades, llamadas aldeas modelo, que eran premiadas por su fidelidad con comida,
recursos, viviendas. “Frijoles” eran estos premios. Pero nunca se podía aflojar el control que el
ejército tenía, basado en el terror. Por eso, el elemento “fusiles” nunca desaparecía.

En una primera fase los operativos fueron solamente de “fusiles”. Es la fase que corresponde a
las matanzas de miembros del grupo, totales o parciales. En una segunda fase, los operativos
fueron de “fusiles” combinados con “frijoles” y correspondió al sometimiento del grupo a
condiciones de existencia que acarrearían destrucción física, total o parcial. Esas condiciones
eran hambre, recursos destruidos, viviendas quemadas, persecución y terror.

“Negreaba de zopilotes”

Recientemente publiqué un libro que titulé “Negreaba de zopilotes”, en el que, en la voz de
sobrevivientes, recupero la historia de la masacre ocurrida en San Francisco el 17 de julio de
1982. Aquello no fue un acto singular de genocidio. No fue único, fue parte de toda una política.
Esta masacre tuvo lugar en una aldea-finca de unas 50 casas situada cerca de la frontera de
México en el municipio de Nentón, Huehuetenango. La población era indígena de lengua chuj.
La masacre ocurrió después que el General Ríos Montt dio el golpe de Estado. La estrategia de
arrasamiento desde el centro hacia la periferia se había comenzado en el gobierno anterior, el
del General Lucas García, aunque no se había completado.

En junio de 1982, y antes de proseguir con nuevos bríos el operativo de masacres, Ríos Montt
decretó un mes de amnistía. Pero antes de que el mes se cumpliera, se reinició la estrategia de arrasamiento en Huehuetenango, precisamente en el municipio de Barillas. Se reinició con una serie de
operativos de matanzas parciales en diversas aldeas, combinados con una matanza total en la
comunidad de Puente Alto, el 7 de julio de 1982 (353 víctimas). Lo que el ejército dejó a su
paso fue un reguero de sangre, como se puede comprobar en el informe de la Comisión de
Esclarecimiento Histórico. Eran hechos que tenían relación entre sí: matanzas parciales
relacionadas con una matanza total del grupo.

Después, el 14 de julio, el ejército entró a San Mateo Ixtatán, municipio vecino, y cometió una
masacre total en la pequeña aldea de Petanac (89 víctimas). Finalmente, entró al municipio de
Nentón, vecino a San Mateo, para cometer en San Francisco la masacre principal, también una
masacre total, en la que causó 376 víctimas. Toda esta campaña seguía la táctica de “fusiles”
para causar una ola de terror.

¿Cómo se desarrolló la masacre de San Francisco? Unos 400 soldados rodearon la comunidad
en la mañana temprano, con el apoyo de un helicóptero que traía provisiones a los soldados.
La presencia del helicóptero fue una señal inequívoca de que no se trataba de guerrilleros
vestidos de soldados, como a veces el ejército ha dicho que sucedía, diciéndolo para
exculparse.

“Acabarlos hasta la semilla”

Los soldados encerraron a los hombres y a las mujeres con sus niños en dos lugares
separados: la alcaldía auxiliar y la iglesia. La separación en dos grupos debió tener como
objetivo el debilitamiento extremo, primero, el de las mujeres y los niños, para luego, a través
de ellas, conseguir el de los hombres.

La matanza comenzó con las mujeres. No las mataron en la iglesia, sino en sus casas, donde
las violaron antes de matarlas. Probablemente pretendía el ejército obtener información de
ellas. Después mataron a los niños y niñas que habían quedado solos en la iglesia. Los
sacaron fuera para matarlos. Algunos eran bebés. Les metían un cuchillo y les sacaban las
tripas y como gritaban los estrellaban contra las piedras.

Se cumplía así lo que los jefes les habían dicho en Huehuetenango: “Acabarlos hasta la
semilla”. Finalmente, mataron a los hombres, cortándoles el cuello a algunos con machetes sin
filo, y a otros disparándoles un tiro. La masacre fue total y cruel. No perdonaron a nadie. Ese
día mataron a 376 personas. Guardamos sus nombres y sus apellidos.

A media masacre los soldados descansaron y se comieron un toro de los comunitarios. Y al
final hicieron una fiesta con marimba violando a mujeres jóvenes que se habían reservado,
matándolas después. Este descanso y esta fiesta son señales de una planificación y de unaintencionalidad. La masacre no surgió de una reacción espontánea. Es un esquema que traían
ya y que se repitió en muchas otras matanzas.

Después de la masacre

Hubo varios sobrevivientes. Los más importantes fueron tres hombres que se escaparon del
local en donde los encerraron. Uno, al que vieron escapar, fue perseguido, una señal de que el
ejército llevaba el plan de no dejar a nadie con vida. Los otros estaban fuera de la aldea
trayendo leña y quedaron fuera del cerco que tendió el ejército a la aldea o se encontraban en
lugares apartados. El cerco cubrió las casas que estaban dispersas y, según la intención del
ejército, toda la población cercada debía ser exterminada. Destrucción total.

La noticia de esta masacre corrió como pólvora y unas nueve mil personas corrieron a
refugiarse en campamentos de México. Los primeros que huyeron fueron los de una
comunidad vecina formada por comunitarios de San Francisco (Yulaurel), que recibieron el
aviso de los sobrevivientes de San Francisco. Pero hubo algunas comunidades cercanas que
no se refugiaron en México y quedaron bajo el control del ejército, que las forzó por el terror a
organizarse en las PAC.

Después, entrarían en el programa combinado de Fusiles y Frijoles. Un componente de
“frijoles” fue la tierra con que los premiaron, la tierra que abandonaron los refugiados. La tierra
de San Francisco no entró en el premio porque era una finca privada, de la que los masacrados
eran rancheros. En esta franja fronteriza ya no se dio la segunda fase de sometimiento de la
población a condiciones extremas, porque la población o había huido a México o fuerápidamente organizada en las PAC.


La intención: destruirlos
Concluyendo, la masacre de San Francisco tuvo:
– Una intención de destrucción. No fue un acto espontáneo, sino planificado con anterioridad.
No fue tampoco un acto aislado, se repitió en otros lugares.
– La intención fue la destrucción total de los miembros del grupo. Hombres, mujeres, niños,
niñas, ancianos. Todo el grupo, sin dejar sobrevivientes.
– El grupo fue de población civil.
– Fue un microgrupo étnico con identidad de ser de esa aldea, de ser chuj y de ser indígena.
– La razón de la intención (“en cuanto tal”) fue, por lo menos, doble: política (control de la
población) y étnica.
– La presencia de una razón étnica -y racial- se descubre: en la totalidad misma de destrucción
del microgrupo étnico; en las expresiones de esa intencionalidad (“acabarlos hasta la semilla”);
en la crueldad y bestialidad del acto (sacar tripas a niños, matar viejos cortándoles el pescuezo
con machete sin filo, violar y torturar mujeres); en la combinación de fiesta y pasión (orgía al
cerrar la masacre), crueldad y orgía que son señales de un exceso que no se explica sólo por
la intencionalidad política.
26 masacres 1981-82

He hecho una lista de 26 masacres ocurridas entre 1981 y 1982:
San Mateo Ixtatán, San Mateo Ixtatán, Huehuetenango (etnia chuj, 55 víctimas, 31 mayo 1981).
Piche, Rabinal, Baja Verapaz (etnia achí, 32 víctimas, 2 enero 1982).
Chisis, Cotzal, Quiché (etnia ixil, 132 víctimas, 13 febrero 1982).
Río Negro, Rabinal, Baja Verapaz (etnia achí, 177 víctimas, 13 marzo 1982).
Los Encuentros, Rabinal, Baja Verapaz (etnia achí, 94 víctimas, 14 marzo 1982).
Cuarto Pueblo, Ixcán, Quiché (etnia multilingüe, 350 víctimas, 14 marzo 1982).
San Antonio Sinaché, Zacualpa, Quiché (etnia kiché, 199 víctimas en tres masacres: 16 marzo,
18 mayo y 30 mayo 1982).

Arriquín, Zacualpa, Quiché (etnia kiché, 83 víctimas, 19 marzo 1982).
Estanzuela, Joyabaj, Quiché (etnia kiché, 57 víctimas, 19 marzo 1982).
Estrella, Chajul, Quiché (etnias ixil y kanjobal, 96 víctimas, 23 marzo 1982).
Xalbal, Ixcán, Quiché (etnia multilingüe, 38 víctimas, 1 abril 1982).
Chel, Chajul, Quiché (etnia ixil, 90 víctimas, 3 abril 1982).
Piedras Blancas, Ixcán, Quiché (etnia mam, 55 víctimas, 18 mayo 1982).
Chacalté, Chajul, Quiché (etnia ixil, 55 víctimas, 12 junio 1982).
Puente Alto, Barillas, Huehuetenango (etnia kanjobal, 353 víctimas, 7 julio 1982).
Sebep, San Mateo Ixtatán, Huehuetenango (etnia chuj, 60 víctimas, 13 julio 1982).
Petenac, San Mateo Ixtatán, Huehuetenango (etnia chuj, 86 víctimas, 14 julio 1982).
San Francisco, Nentón, Huehuetenango (etnia chuj, 376 víctimas, 17 julio 1982).
Plan de Sánchez, Rabinal, Baja Verapaz (etnia achí, 268 víctimas, 18 julio 1982).
Lancetillo, Uspantán, Quiché (etnia kiché, 26 víctimas, 11 septiembre 1982).
Agua Fría, Uspantán, Quiché (etnias achí y kiché, 92 víctimas, 14 septiembre 1982).
Rabinal, Rabinal, Baja Verapaz (etnia achí, 205 víctimas, 15 septiembre 1981).
Parraxtut, Sacapulas, Quiché (etnia kiché, 27 víctimas, 15 noviembre 1982).
Bacanal, Rabinal, Baja Verapaz (etnia achí, 58 víctimas, 4 diciembre 1982).
Dos Erres, La Libertad, Petén (etnia mestiza, 190 víctimas, 7 diciembre 1982).

Todas contra indígenas

Todas estas masacres, excepto una, la de Dos Erres, fueron de población indígena maya:
achíes, kichés, ixiles, kekchíes, chujes, kanjobales y multilingües, pero todas fueron de
indígenas. Esto nos dice dos cosas. Una, que, según la Comisión de Esclarecimiento Histórico,
hubo una intencionalidad étnica en las matanzas de los grupos, como se aprecia por la
proporción de víctimas indígenas (83%) y por la selección de zonas donde se aplicó esa
política. Y otra, que el caso de la masacre de mestizos en Dos Erres fue una excepción, pero
entró dentro del mismo plan de genocidio practicado contra los grupos de población indígena.
En El Salvador, hubo actos genocidas contra comunidades, como la ocurrida en El Mozote,
pero no entró dentro de una planificación de genocidio de aldeas, porque no pertenecían a un
grupo étnico. Fue distinta la planificación genocida ocurrida en 1932 en El Salvador, dirigida
contra todo “indio” asimilado como comunista, en la que se superpusieron dos razones: acabar
con el comunista y acabar con el indio.

En la lista hay algunas que fueron matanzas totales: la de Cuarto Pueblo en Ixcán, la de La
Estrella en Chajul, la de Piedras Blancas en Ixcán, la de Puente Alto en Barillas, la de Petanac
en San Mateo Ixtatán, la de Plan de Sánchez en Rabinal. Otras fueron matanzas parciales: la
de Pichec en Rabinal, la de Arriquín y las de San Antonio Sinaché en Zacualpa y la de Xalbal
en Ixcán. No tenemos datos de las demás.

Una de las masacres, la de Chacalté, fue cometida por la guerrilla o por fuerzas afines. Todas
las demás, por el ejército, por patrullas civiles o por una combinación de ambos.

Atendiendo a la definición de la Convención de que una matanza puede ser destrucción parcial
del grupo étnico o racial y, a la vez, ser en cuanto tal grupo étnico o en cuanto tal grupo racial,
se puede concluir que en Guatemala el ejército cometió el delito de genocidio en cuanto que
intentó destruir parcialmente al grupo indígena, en cuanto indígena.

Dado el terror de los operativos, la población indígena en muchos lugares interpretó los hechos
como si tuvieran la intención de destrucción total de la población indígena de Guatemala. Eso
no era posible para una sociedad -representada por el ejército- cuya mano de obra agrícola es
mayoritariamente indígena. No lo era tampoco para un ejército cuyos soldados, si no
mayoritariamente, eran en grandes cantidades indígenas.

La percepción de destrucción total, aunque no era correcta, fue la razón para que la población
indígena de muchos lugares se desplazara fuera del país o fuera de lasregiones indígenas o
se camuflara en las fincas, quitándose las mujeres sus trajes propios.

Racismo en el ejército

Quienes defienden que en Guatemala no hubo genocidio, y ridiculizan a quienes lo afirman,
dicen que no pudo haberlo porque los soldados eran también indígenas.

Que la intención fuera destruir parcialmente a la población indígena “como tal” se deduce del
racismo insertado en el entrenamiento militar, como lo ha demostrado Manolo Vela en su tesis
del año 2010 “Pelotones de la Muerte”, en donde relata cosas como ésta: “El racismo en los
mandos construyó entre los soldados, jóvenes indígenas, y sus víctimas, también indígenas,
esa distinción necesaria y radical: los indígenas, que se habían dejado engañar por la
subversión, debían morir. La transformación en su manera de percibir la realidad, a propósito
del racismo se condensa y es expuesta en este párrafo por el soldado Martín Ramírez: “Uno
mismo, siendo indio, le dice indio a otro indio”. Esto forma parte de un trato que viene de los
oficiales, los eslabones (ladinos), que hacen funcionar a la gran masa (indígena) de tropas: “Así
es cómo uno lo mira de los oficiales: que aquel es indio, que aquel otro es indio, que indio aquí,
que indio allá; se va haciendo una palabra común, como un virus, se va metiendo, metiendo y
metiendo”, continúa diciendo Ramírez. Así, concluye: “Hasta el peor indio lo trata de indio a
uno. Es una frase que le da risa a uno, porque dice uno: ¿Por qué este me está tratando de
indio y hasta es más indio que yo?”

El desprecio al ser humano indígena se muestra en las palabras y acciones crueles de la tropa
en campaña. El racismo consiste en despreciar a una población como raza inferior,
considerando que no tiene los mismos derechos que todo ser humano, tampoco el derecho a la
vida. La población indígena fue considerada como “prescindible”, con tal de salvar a la Patria
del comunismo.

Esta actitud es la que descubre la intención de destrucción del indígena “en cuanto tal”. No sólo
es lícito matarlo para tan necesaria causa, sino que es necesario.
La prolongada segunda fase del genocidio
Analicemos el segundo tipo de genocidio, según la definición de la Convención: Sometimiento
intencional del grupo a condiciones de existencia que hayan de acarrear su destrucción física,
total o parcial.

Este tipo corresponde a la segunda fase de la estrategia militar. A diferencia de la primera fase,
ésta fue más prolongada en el tiempo y afectó a muchos grupos de población causando un
enorme sufrimiento. Yo mismo viví esta fase en las Comunidades de Población de Resistencia
(CPR) del Ixcán después de las masacres de 1982. La viví desde 1983 a 1993, pero la fase
duró más: desde mediados de 1982 hasta 1994, cuando los grupos que estaban escondidos en
la montaña salieron al claro y el ejército los tuvo que respetar.

Esta fase tuvo sus oscilaciones y sus momentos críticos. Comparada con las CPR de la zona
ixil o con las de la zona kekchí, el genocidio no fue tan fuerte sobre nosotros. Estábamos más
cerca de la frontera mexicana y el sometimiento al que nos pretendían hacer llegar, provocando
condiciones de existencia límite no lo lograron de la misma manera como sí lo consiguieron en
regiones que no podían recibir ayuda desde México. Igualmente, hubo otras zonas más
cercanas a la ciudad de Guatemala, como San Martín Jilotepeque, donde la población fue
sometida a esas condiciones límite, pero por corto tiempo, pues pronto fueron controladas por
el ejército.

Después de las grandes masacres, los sobrevivientes eligieron tres opciones principales. O
salir huyendo a la montaña a esconderse allí. O salir al refugio si la frontera estaba cerca, como
hicieron los sobrevivientes y vecinos de San Francisco. O emigrar a los pueblos grandes y a las
ciudades, incluyendo la ciudad de Guatemala, para camuflarse entre mucha gente y entre
gente desconocida.

Primer paso: impedir la sobrevivencia

La fase de destrucción se dio contra la población que buscó la montaña. ¿En qué consistieron
esos operativos de control de población y control de territorio? ¿Cómo se les puede entender
como delito de genocidio?

Cuando se daba una gran masacre o pasaba el ejército generando terror con muertes de
algunas personas, se producía una dispersión enorme de gente que se iba a esconder bajo los
árboles lejos de sus casas. Iban desorganizados en pequeños grupos de familias. A veces
buscaban barrancos o buscaban cuevas.

Entonces las patrullas del ejército -a veces combinadas con PAC- cumplían con un protocolo
de acción que se adaptaba al terreno. Primero, impedían a la población fugitiva vivir en la
montaña.

Para eso, les quitaban las condiciones de sobrevivencia. Les quemaban las casas y destruían
todo lo que tenían en las casas: enseres domésticos y chamarras; les destruían la comida
(mazorcas en trojes) o les cortaban la milpa en pie ya camada o les mataban o robaban los
animales, desde gallinas hasta ganado mayor; les quemaban o robaban la ropa, para que
murieran de frío o si se mojaban no se pudieran cambiar; les destruían los instrumentos de
trabajo, azadones y machetes.

Era un operativo contra población civil y si encontraban algún rifle de cacería se lo llevaban.

Segundo paso: destruir a los que huían

El segundo paso era perseguir a los grupitos de población dispersa en la montaña, que huía
despavorida, aterrorizada, porque veían al ejército como un enemigo total e incomprensible.
“Los habitantes de esta región (Nebaj) están convencidos de que el Ejército es asesino del
pueblo”, le informa el Coronel Francisco Ángel Castellanos al Jefe del Estado Mayor en carta
del 22 julio 1982 (Operación Sofía). Al perseguir a la gente, el ejército solía disparar a matar
contra los que huían. Más lo hacían, si la guerrilla los había emboscado. Huir era visto como
una señal de complicidad con la guerrilla. Y la gente que no huía, porque ya no podía o porque
se rendía, era capturada viva. Así se concretaba el control de la población.En los informes de la Operación Sofía, de 1982, el enemigo, la población civil, era llamado
“eno”. A los niños los llamaban “chocolates”.

En la página 316 del documento de la Operación Sofía también aparecen los Mayores José
Esteban Arango Barrios y Otto Fernando Pérez Molina como jefes de la patrulla “Escocia III”, compuesta por 32 paracaidistas de tropa especializada, informando el 15 de agosto de 1982 desde Nebaj delcontacto con el enemigo con el resultado de 4 FIL (Fuerzas Irregulares Locales) muertos, 18
mayores de edad y 12 niños (12 “chocolates”) capturados.

Tercer y cuarto paso: destruir la resistencia y reeducar

El tercer paso era sacar de la montaña a la población capturada y llevarla a una aldea dereeducación. Así, iban ganando control sobre la población y sobre el territorio, aunque alprincipio quedara vacío, mientras no se ubicaba en ese lugar a una nueva comunidad fiel al ejército.

El cuarto paso pretendía quebrar la resistencia de los grupos que no se rendían, fuera por
miedo o por convicción o por ambas razones. Para quebrarla se utilizaban desde bombardeos
con aviones de guerra y rafagueos con ametralladoras hasta el volanteo desde los helicópteros
de mensajes inofensivos, pero insultantes, sobre los grupos que permanecían escondidos.

“Éramos como animales de monte”
Estos volantes son una muestra reveladora de las intenciones racistas y genocidas del ejército
en campaña. Traían dibujos de animales con cola y cachos: eso éramos la población en
resistencia. Nos pedían que saliéramos a entregarnos al ejército. Querían decirnos que si no
nos entregábamos, éramos como animales del monte y que si nos entregábamos nos
convertiríamos en personas. Y, por tanto, mientras no nos entregáramos seríamos tratados
como animales -no sólo como guerrilleros- y podíamos ser baleados. No teníamos derechos
como seres humanos.

Todo esto era sometimiento intencional del grupo a condiciones de existencia que hayan de
acarrear su destrucción física total o parcial. En estos operativos muchas personas murieron de
hambre, de desnutrición, de desesperación y de varias enfermedades.

Las mujeres se hinchaban y se ponían amarillas y se les acababa la leche para dar de mamar
a sus bebés, algunos nacidos en la montaña. En los meses que siguieron a las masacres
murieron incontables personas.

En su libro “Nos salvó la sagrada selva”, Alfonso Huet ofrece esta importante estadística: de las
61 comunidades kekchíes de Alta Verapaz que estuvieron refugiadas en “la sagrada montaña”,
574 personas murieron por enfermedad y 619 murieron asesinadas.

Podemos concluir que…
Se puede concluir:
– Que estos operativos tuvieron una intención de destrucción planificada en muchas regiones
del país, donde se practicaron simultánea o sucesivamente.
– Que la intención fue de destrucción parcial, aunque todos los miembros del grupo, hombres,
mujeres y niños, fueran sometidos a las mismas condiciones.
– Que el grupo era la suma de grupos indígenas de diversas lenguas y etnias que se
encontraban al margen del control del Estado en la montaña.
– Que la razón de la intención (“en cuanto tal”) fue, por lo menos, doble: política -controlar la
población fuera del control del Estado y controlar su territorio- y étnica/racial.
– Que la razón étnica/racial se descubre en la apreciación del grupo como si fuera de animales
de monte, sin derecho a la vida mientras no se dejara someter al Estado (domesticar), pero de
difícil sumisión al Estado (domesticación),
a no ser por la fuerza.

Si, hubo genocidio

El genocidio guatemalteco tuvo dos fases íntimamente vinculadas que corresponden a dos de
los tipos de actos mencionados en la definición de lo que es el genocidio caracterizado en la
Convención de Naciones Unidas de 1948.

Fue un genocidio total de aldeas indígenas y un genocidio parcial del pueblo indígena maya,
combinándose ambos tipos de actos.

El genocidio guatemalteco se operativizó de dos formas distintas interconectadas como dos
fases del mismo. En la primera, matanzas totales de aldeas indígenas, en cuanto aldeas
indígenas, y matanzas parciales del pueblo indígena, en cuanto tal, realizadas
combinadamente.

Y en la segunda forma, consecuencia de la anterior, sometimiento intencional de grupos
indígenas dispersos a condiciones de existencia (hambre, enfermedad, frío, lluvia...) que
acarrearon su destrucción parcial, en cuanto tales grupos indígenas.
Sí, sin duda, hubo genocidio.








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