Paraguay: Golpe, militarismo, transnacionales y agronegocios 

21 de septiembre  por Ricardo Canese 

CADTM

Barack Obama se encontraría con el golpista de Federico Franco -que no es reconocido por ninguna nación del mundo, salvo el Vaticano y Taiwán- en un almuerzo en Nueva York, con motivo de la apertura de la Asamblea General de las Naciones Unidas. Desde un inicio existieron evidencias sobre la participación de los Estados Unidos de América en el Golpe de Estado Parlamentario del Paraguay, desinformando y haciendo gestiones que resultaron fatales para el gobierno progresista de Lugo.

Fue el propio Embajador yanki quien le pidió al Gobierno de Lugo -un día antes del Golpe- que le reciba a los obispos pues “le van a llevar su apoyo”. El Presidente de la Conferencia Episcopal Paraguaya (CEP), el ultra conservador Claudio Giménez, en realidad fue a pedirle públicamente a Lugo su renuncia, lo que fue uno de los últimos golpes sicológicos destinados a minar toda resistencia, en un pueblo profundamente católico. Es cierto que hace unas semanas la Iglesia Católica pidió público perdón por tal actitud del presidente de la CEP, pero el daño -el Golpe- ya había sido consumado y en el cual participaron activamente el Vaticano y la Embajada yanki.

El comercio entre el Paraguay y los Estados Unidos de América es reducido y es poco significativo el rol de empresas norteamericanas en el país. Entonces, ¿qué interés tuvo el imperio para propiciar un Golpe de Estado en el Paraguay? El Golpe, suave y apropiado a los nuevos tiempos, fue contra el proceso de integración autonómica de América Latina, antes que contra el Paraguay. La creciente independencia de la región -desde que Chávez asumió el gobierno por primera vez y, sobre todo, desde el primer gobierno de Lula- es lo que le preocupa a quienes siguen conduciendo al mundo. No es Paraguay, ni son sus menos de 7 millones de habitantes ni, tampoco, son sus importantes riquezas naturales en agua, energía hidroeléctrica y suelo para la agricultura las razones principales del Golpe. La causa es América Latina, y específicamente América del Sur, que se está uniendo en torno a UNASUR, al Banco del Sur y que cuenta con una política exterior -incluso de defensa- ajena y hasta enfrentada con el imperio.

Los Estados Unidos de América quieren tener su “Israel de América del Sur” y pusieron sus ojos en el “eslabón más débil” de la región, el Paraguay. Lo que no pudieron concretar en Bolivia, Ecuador o Venezuela lo ejecutaron en Paraguay. El afán belicista de los golpistas paraguayos se hizo público en contra de Bolivia -país con el cual Paraguay tiene fronteras definitivas y no hay motivos objetivos para conflicto alguno- y propiciando un rápido rearme de las FF.AA. paraguayas. ¿Es absurda una carrera armamentista en América del Sur? Desde la óptica de la integración, lo es. Desde la óptica que busca destruir tal integración, la tesis belicista debe ser tomada con mucho cuidado y no se debe descartar cualquier provocación que, en verdad, vendrá del Norte. En dicho contexto, los golpistas paraguayos volvieron a insistir en crear una base norteamericana en el Chaco y, también, en un tratado de libre comercio con los Estados Unidos de América, o bien con la Alianza del Pacífico (Chile, Colombia, Perú y México), como contrapeso al MERCOSUR y a UNASUR.

El Golpe no contó tan sólo con la solitaria participación de la Embajada yanki. Transnacionales como Cargill, Monsanto y Río Tinto habrían estado también involucradas en el Golpe y, de hecho, son sus principales beneficiarias. A pocos días después del Golpe, Franco anunció que la soja no tendrá que pagar ningún tipo de impuestos, habilitó fuera de procedimiento a varios transgénicos de Monsanto y firmó un decreto por el cual abre las negociaciones para la instalación de la transnacional del aluminio -que pretende extraer energía hidroeléctrica paraguaya a precio regalado en forma de lingotes— Río Tinto Alcan. Hace unos días, el mismo Franco interrumpió, en una misa, las críticas del obispo progresista, Mario Melanio Medina, en contra de los transgénicos, para asumir -en plena iglesia- la defensa de Monsanto. Si algo tienen los golpistas es que dan abiertamente la cara por sus aliados que están expoliando y seguirán expoliando al pueblo paraguayo, ahora ya sin las molestas trabas del gobierno progresista de Fernando Lugo. Pocas dudas quedan de que migajas importantes, de varios millones de dólares, quedan en los bolsillos golpistas, para perpetuar al “portaaviones” que colocó los Estados Unidos de América en el corazón de América en contra de la integración y autonomía de los pueblos latinoamericanos.

El Golpe se hizo también con la participación de la oligarquía terrateniente, paraguaya, brasiguaya y hasta uruguaya. No por casualidad han venido reiteradas veces dirigentes de los partidos blanco y colorado del Uruguay a defender a sus hermanos latifundistas y golpistas paraguayos, tan golpistas como lo fueron ellos hace unas décadas, con Bordaberry padre. Es que la tierra en Paraguay vale cinco veces menos que en Uruguay o Brasil, y los latifundistas de estos países pretenden que esta situación no cambie. El “rey de la soja”, el brasiguayo Tranquilo Favero, posee él solo un millón de hectáreas de soja, lo que le permite facturar 1.500 millones US$/año. No paga un céntimo de impuesto y el gobierno colorado anterior (2003-2008) le había regalado centenas de millones de dólares a través de un gasoil subsidiado y que hoy son deuda de la estatal PETROPAR.

¿Podrá revertirse la situación en el Paraguay? El pueblo paraguayo por amplia mayoría está contra el Golpe de Estado, a pesar de ser bombardeado diariamente por la prensa golpista. Si hubiera elecciones libres en abril del 2013, podrá derrotar a los golpistas como indican ya algunas encuestas. Para ello, sin embargo, los pueblos de América Latina deberían aumentar la solidaridad con el pueblo paraguayo y entender que la suerte de la región se juega en el Paraguay, pues allí se ha hecho fuerte un poderoso “portaaviones” del Norte, firmemente apoyado por transnacionales, el agro negocio y la reaccionaria oligarquía paraguaya, brasiguaya y uruguaya.

Ricardo Canese es parlamentario del Mercosur por el Partido Popular Tekojoja (Igualdad), que apoya al Presidente Fernando Lugo

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